Mi momento de relax, por la desdramatización que supone el mundo de la moda, mi parte frívola de entre mis muchas partes, desde la humildad y con afán de nada más que divertirme.





domingo, 8 de mayo de 2011

La perfecta invitada.


Elegir el modelito para asistir a una boda, para muchas mujeres, supone un quebradero de cabeza. Tengo la sensación de que a veces existe un afán de querer ser lo que uno no es, de aparentar lo que no se tiene, e incluso como consecuencia de la presión, nos podemos llegar a sentir incómodas dentro de nuestro vestido.

No sé si será porque me hago mayor, pero cada vez tiendo a simplificar más y a pensar menos en la repercusión que mi imagen pueda dar, soy de las que piensa que es preferible encontrar el corte y el color adecuados antes que parecer uno de esos árboles de navidad cargados de adornos sin sentido, si una tiene una naturaleza sencilla, mejor quedarse corta, brillará mucho más. El exceso también es válido, pero con armonía, y para aquellas que poseen el don de sobrecargarse con estilo.


Utilizo el ejemplo de Kate Moss como perfecta invitada,(lo sé, siempre la misma, prometo tomar otras referencias en siguientes posts),porque no se disfraza y modifica su estilismo con mucho gusto según el tipo de ceremonia.


Sabe ser bohemia y al mismo tiempo elegante, muy chic o incluso desafiar todo protocolo y acudir con shorts, chaqueta y borsalino.


Y si de adaptarse a las circunstancias se trata se planta un vestido largo desenfadado para asistir a una boda veraniega y relajada.


Seguramente si no nos nos esforzáramos tanto en agradar a otros y prestáramos más atención a nuestras preferencias y auténticas demandas, estaríamos más guapas, nos sentiríamos más cómodas y caminaríamos con una seguridad apabullante.

2 comentarios:

  1. Cuando una se viste tiene que pensar en cómo es y no en como le gustaría ser, porque sino vas disfrazada.

    ResponderEliminar

Datos personales